top of page
Logo wix.png
Buscar

Democratizar la educación, un desafío colectivo

Con un enfoque solidario frente a la indiferencia estatal, un grupo de jóvenes intenta hacer la diferencia. Un insight de la participación de Brigadas educativas, voluntariado de apoyo escolar en barrios populares, en el 10° Congreso Nacional de Políticas Públicas.



Ana Paula Díaz, miembro de Brigadas Educativas

- Sumarme a las Brigadas fue un proceso muy complejo. Conocí el proyecto por medio de las redes sociales y pasó un largo tiempo antes de que me animara a formar parte de esto. No porque me faltaran ganas, sino porque la admiración a jóvenes que ponían el cuerpo cada semana era tan grande que no me sentía preparada. No sabía realmente como yo, una chica sin título ni experiencia previa, podía aportar algo bueno a esta hermosa causa.- empieza explicando Ana Paula Díaz, activista por el acceso democrático a la educación, a los asistentes de la primera jornada del 10° Congreso Nacional de Políticas Públicas (CONAPPU). Entre los asistentes, varios de sus compañeros de voluntariado la escuchan con atención y expectativa.


 

Brigadas Educativas es un proyecto autogestivo del Frente Patria Grande que nació en 2020, impulsado por el contexto de pandemia, con el objetivo de intervenir de forma directa en los problemas que padecen los barrios populares y a los que el Estado muchas veces no logra dar respuesta. Se trata de una propuesta de acción política y social que apela a la solidaridad como principal herramienta para garantizar el empoderamiento de comunidades vulnerables; pero también de una apuesta a un futuro mejor con la educación como bandera.


En San Juan, las Brigadas son un grupo de aproximadamente 50 jóvenes voluntarios que trabajan brindando clases de apoyo en tres barrios populares de Rawson –La Esperanza, Larman y Alfonso XIII– todos los sábados a la mañana. Algunos voluntarios son estudiantes de carreras como el profesorado en Psicología, pero no es criterio excluyente para participar ya que la mayoría de los chicos que asisten a las clases atraviesan la etapa de escolarización primaria.


 

- Finalmente un día me animé a sumarme, pese a la incertidumbre y mis temores. Fue una mañana de sábado de junio, con el frío ya dando el presente en nuestra provincia. Fui al Alfonso, donde el aulita aún no empezaba siquiera a construirse y dimos las clases en el patio de Azucena. Pese al frío, las madres llevaban a los chicos para que los ayudáramos con los deberes de la escuela y porque sabían que iban a recibir una taza de leche y budín para desayunar. Para muchos de ellos tal vez era la única comida del día.


Los voluntarios presentes en el CONAPPU asienten con pesar ante el relato que expone la cruda realidad a la que se enfrentan todas las semanas.


Asistentes al 10° Congreso Nacional de Políticas Públicas en San Juan

Brigadas Educativas recibe aproximadamente a 150 niños entre los tres barrios, muchas veces con sus familias. Los adultos de las familias de los menores en general tienen trabajos en negro, inestables o sujetos a las temporadas de cosecha del campo. Para la mayoría de estas familias, especialmente las numerosas, es casi imposible cubrir los gastos básicos de alimentación y vivienda. Por desgracia, se trata de una situación que se vuelve cada vez más común en Argentina.


Solamente en el primer semestre de este año, el valor de la canasta básica de alimentos y servicios, que señala la línea de pobreza, aumentó un 76,1%. La canasta alimentaria, que establece la línea de indigencia, se incrementó en un 63,4%. La recesión global que enfrenta Argentina, producto de la post pandemia y el ecosistema económico internacional –influenciado por factores como la guerra en Ucrania–, cristalizó un nuevo nivel de profundidad luego de las elecciones presidenciales a fines de 2023. El cambio tuvo un alto precio.


 

- Llegué y la conexión fue inmediata; llegaron tres chicos corriendo para abrazarme al grito de “¡Hola, profe!”. Desde ese momento mi corazón está ahí, en cada uno de los niños y niñas que van a nuestras clases, en cada una de las familias que saben que la salida a su realidad tan dura es estudiar, terminar la primaria y la secundaria, tener ese título en mano que los sacará de la condena de poder trabajar únicamente en el campo, partiéndose las manos y el cuerpo de lunes a domingo por dos pesos con cincuenta.


La voz de Ana Paula adquiere un temblor que solamente puede atribuirse a una frustración profunda, arraigada en la injusticia de la que es espectadora cada semana.


- Esas familias saben que esta es la salida, pero no tienen las herramientas necesarias para acompañar a sus hijos e hijas. Muchos de los padres no saben leer ni escribir, y no quieren eso para sus chicos. Para los padres es primordial que sus hijos terminen la escuela, y nosotros como brigadistas tenemos la responsabilidad de acompañar esa decisión.


 

Para Javier Milei la educación nunca fue prioritaria. No lo fue en sus años de actividad política previos a la elección, cuando definió la educación pública como “un centro de adoctrinamiento en ideas marxistas”; tampoco cuando promulgó la Ley de Ministerios y convirtió a Educación en una Secretaría dentro del enormemente relegado Ministerio de Capital Humano. Muchos menos ahora, casi once meses después, cuando sus legisladores en el Congreso contemplan delegar el mantenimiento de las universidades públicas a las carteras provinciales.


 

- Frente a estas injustas realidades, mi motivación para quedarme en Brigadas fue querer cambiar algo, querer ser parte de una causa que ayude a realidades más duras y difíciles que están en todos lados, y muchas veces decidimos ignorarlas o ni siquiera somos conscientes de mirar a un costado y darnos cuenta.


 

Los primeros meses de la nueva gestión del gobierno, marcados por un enorme ajuste y suba de precios en productos y servicios básicos, disparó los índices de pobreza e indigencia. La pobreza alcanzó el 52,9 por ciento en el primer semestre de 2023, la cifra más alta desde 2003, y la indigencia se ubicó en máximos históricos de 18,1%. Con estos datos, podemos afirmar no sólo que la mayoría de argentinos y argentinas no pueden solventar sus gastos básicos (incluyendo rubros como transporte, ropa y calzado), sino que casi un quinto de la población total tiene problemas para cubrir necesidades básicas como salud y alimentación.


La situación no pasa desapercibida a la comunidad internacional. En agosto, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) publicó un nuevo informe relevando la vulneración de los derechos de las infancias en Argentina, agravado por el paquete de medidas económicas impuesto por el gobierno nacional. En él, el organismo que vela por las infancias de todo el mundo señalaba con preocupación que un millón de niños se van a dormir sin cenar en el país.


 

- No es solamente ayudar con una sonrisa y un abrazo, o enseñándoles a leer y escribir. Esas acciones pueden mejorar el día de una persona, sí, pero se necesita mucho más que eso. Se necesita más movimiento, más conciencia, más políticas públicas y más fuerza para luchar por hacer valer nuestros derechos. No podemos pretender garantizar el acceso a la educación cuando los niños tienen comprometidos derechos fundamentales como una alimentación sana y vivienda digna. Nos duele y nos enoja ver su deseo de estudiar y que no puedan. Su derecho a educarse es vulnerado una y otra vez.


 

El Congreso Nacional de Políticas Públicas (CONAPPU) es una iniciativa que surge de la militancia en territorio de estudiantes universitarios que buscan poner en común su experiencia y construir colectivamente herramientas que les permitan convertirse en agentes de cambio social.


El CONAPPU realizó este año su décima edición en las instalaciones de la Universidad Nacional de San Juan, los días 26 y 27 de septiembre. En las charlas se abordaron temáticas vinculadas a la situación económica que impacta a la sociedad argentina en la actualidad y los desafíos que enfrentan los estudiantes universitarios que se encuentran cursando una carrera en la universidad pública.


El primer día, una de las asistentes –militante del espacio organizador Patria Grande– resaltó que la configuración de las mesas de disertantes siempre contempla la inclusión de voluntarios de organizaciones sociales porque el objetivo del congreso no es abordar las problemáticas con una óptica exclusivamente academicista, sino ser capaces de generar herramientas que tengan una aplicación viable en el territorio. Eso hizo que Brigadas Educativas tuviera un lugar en la mesa de disertantes del panel “El acceso a los derechos fundamentales para el ejercicio de nuestras libertades fundamentales desde una perspectiva comunitaria”.


El cierre del CONAPPU contó con la presencia de Juan Grabois, fundador del Frente Patria Grande

- Los y las jóvenes no sólo somos el futuro, también queremos ser protagonistas de nuestro presente. Estamos acá exponiendo esta realidad porque vamos semana a semana a los barrios a querer darles a los pibes y a las familias una oportunidad de una vida mejor, un plato de comida, un techo donde puedan dormir y descansar, para que realmente puedan ejercer su derecho a estudiar. Lo seguiremos haciendo, pero necesitamos que estas iniciativas se conviertan en políticas públicas que consoliden un Estado presente y garante de derechos. Gracias por escucharme.


 

Cuando Ana Paula levanta la vista del escrito al público, hay una docena de personas de pie aplaudiendo su intervención. Asiente, agradecida, pero hay una intensidad especial en su mirada que se parece al desafío. Casi como si instara a los presentes a ir más allá, un “gracias por el aplauso pero no sigas ignorando esta realidad” tácito que finalmente se diluye en la marea de gente que sale a tomar aire, posar para una foto o conversar con el resto de asistentes.


 
 
 

Comments


bottom of page